Cuándo se
comienza a ejercer el diseño gráfico, las expectativas son muy altas. Se está absolutamente
convencido de conocer las necesidades de imagen del mercado, ya que el diseño no
se compone solo de colores y formas simbólicas.
Solo la práctica
muestra la realidad en la que se trabaja y que está muy lejos de la teoría y
del concepto romántico y a la vez egocentrista del creativo. Te enseña que eres
parte del engranaje social y que no puedes trabajar de espaldas al mercado. La
realización profesional y personal se consigue a través de un trabajo íntegro,
concienzudo, estético y ético.
El 80% de la
información que guarda nuestro cerebro es visual. Es decir, que el objetivo del
diseño, es conceptualizar y comunicar de un modo gráfico-sensorial, la
personalidad y atributos de una marca de tal forma que conmueva emocional y
afectivamente al público. Esta es la primera lección.
Mi primer
diseño de empaque lo hice para una Pyme, una empresa que se ha forjado paso a
paso y con mucho esfuerzo. Generalmente este tipo de empresas no tienen mucha
confianza en los profesionales especializados en gestión y comunicación, porque
no sienten que valoren el esfuerzo que han hecho para levantar sus empresas.
Siendo mi
primer trabajo, pensaba en las múltiples puertas que se me abrirían profesionalmente.
Tenía toda la disposición de asumir cualquier reto, pero lo que uno piensa a lo
que realmente sucede, por regla, es siempre diferente.
Esta empresa
quería lanzar un producto nuevo sin darle relevancia a la marca y yo debía hacer
el diseño gráfico del empaque. La inexperiencia y la arrogancia, son una mezcla
explosiva. Yo sabía de diseño, pero nada de cómo comunicar los atributos de una
marca. Dejarme llevar por los requerimientos de la gerencia no representaba un
mayor problema para mí, aunque siempre está esa voz interior que te dice que
por ahí no es.
Me sentí como
niña con muñeca nueva. Fue emocionante sentarme a explorar todas las opciones
de diseño, el color y las formas, eran mi prioridad. Pensaba que cuanto más
impactante fuera le diseño, más rápido se posicionaría el producto, y por
supuesto, yo con él. Tal era mi emoción que en tiempo récord, presenté tres
propuestas con colores impactantes y líneas muy modernas y amigables, estaba
absolutamente segura de su aprobación, nada podía fallar, era perfecto.
Mis propuestas
no les interesaron en lo absoluto. En cambio, me pidieron que hiciera un diseño
que imitara lo más posible a una marca reconocida con un tipo de producto muy
similar. El objetivo era aprovechar su posicionamiento con la filosofía del que
a buen árbol se arrima….En fin, mi frustración fue enorme, una mezcla de
disgusto y desconcierto. El sentido común me decía que era absurdo copiar la
imagen de otra marca y pretender diferenciarse y posicionarse en el mercado,
pero era lo que ellos querían y creía que para eso me pagaban, para cumplir con
sus exigencias.
Hay cátedras
que deberían incluir en las universidades, sería mucho más rápido y eficaz lo
que se podría aportar para una economía sostenible y para tener mejores
profesionales en este mundo.
No valieron mis argumentos, que en ese momento
estaban sustentados más por mi orgullo herido que por aportar al éxito del
nuevo producto. Cuando se está comenzando, no se entiende y no se es consciente
de la magnitud del entorno que se ve afectado por una mala decisión. Sucumbí a las
exigencias pensando ingenuamente que de alguna manera llevaría mi sello
personal.
Efectivamente,
fue una pésima decisión para una empresa con poco músculo económico y para una
recién practicante del diseño.
Técnicamente no
se tuvieron en cuenta aspectos importantes para que el diseño se destaque y se
comunique con el público. El material de impresión, la paleta de colores, la
tipografía, los símbolos, y menos aún, el mensaje de la marca, relevante en el
vendedor silencioso: el empaque.
Tampoco tenía
un buen trabajo de naming en el que yo participe. La inexperiencia no me
permitió considerar aspectos importantes del proceso como la pregnancia, o si
era una marca registrable. Finalmente, el resultado fue un empaque sin vida,
sin valor emocional. Segunda lección.
Esta ha sido
una de las mejores lecciones en mi vida, pero muy costosa para la empresa y
para mi reputación. Ninguna cátedra universitaria la hubiera podido superar.
Sobra decir que
tardé en recuperarme pues además del orgullo herido, la sensación de fracaso
era absolutamente agobiante. Pero me sirvió para entender que una marca va más
allá del diseño gráfico; una marca debe reflejar una personalidad fuerte, definida
por sus atributos y espejo de las expectativas y emociones de su público. Debe
ser auténtica desde el principio, debe ser empática no imitativa. Tercera
lección.
Ahora, a cuenta
de Bimbo, he recordado esa dura experiencia en un comercial dónde Bimbo busca
relanzar su producto Chocoso. Es habitual que los relanzamientos tengan un
nuevo empaque, el objetivo es lograr que el consumidor olvide y borre la
antigua imagen.
El comercial me
recordó inmediatamente al tradicional y memorable Chocoramo, que en Colombia
tiene un fuerte vínculo emocional con el consumidor. Gráficamente se puede ver el
porqué de la asociación y la describo punto por punto.
- Igual ubicación espacial del Logosímbolo corporativo.
- Ventana central del producto en proporción.
- Ocupación de espacios asociativos: 50 años de Chocoramo por la parte más ancha del nombre Chocoso.
- Tipografía de tipo casual y con la misma asociación fonética de nombre.
- Ocupación de espacios asociativos: El nombre Chocoramo por las frases de los beneficios en los colores de la tipografía de Chocoramo.
- Efecto visual para crear asociación con el color de fondo naranja de Chocoramo. El de Chocoso es rojo con un juego de efecto visual de círculos que van del rojo oscuro al claro sobre una tenue sombra oscura, dando una sensación de naranja fuerte a primera vista.
- Igual ubicación espacial de información de peso, pero en Chocoso es muy pequeño y en otro color porque contiene 5 gr menos que Chocoramo.
- Imitación de códigos de identidad asociativa: el marco del nombre Chocoramo va en puntas (ángulos) y la ventana central de Chocoso va en ángulos rectos.
- Las paletas de color usadas en Chocoso son casi idénticas a los colores de marca de Ramo.
El cerebro límbico, el
responsable de controlar nuestras motivaciones y emociones, es totalmente
asociativo. Puede percibir una afinidad emocional con información visual
aparentemente imperceptible y resultar en un detonante para la opción de compra.
Es Neuromarketing.
Creo que esta propuesta tan
arriesgada se deba a que el antiguo diseño carecía de valor emocional, y
pensaron que lo posicionarían rápidamente aprovechando el reconocimiento de
Chocoramo.
Aquí pueden
suceder dos cosas: que el consumidor encuentre que la experiencia es similar y
opte por adquirir el producto, o por el contrario, defender sus creencias, sus
apegos representados en la marca Chocoramo y rechazar a Chocoso.
La segunda
opción tiene más probabilidades. Podemos recordar en los noventa el famoso Reto Pepsi, dónde pretendían que la gente al
comparar el sabor de Coca-Cola, descubrieran que era de mejor sabor el de Pepsi
y la convirtieran en su marca favorita. No resultó y tuvo el efecto contrario;
el consumidor respaldó a su marca favorita, Coca- Cola, con millonarias pérdidas
para Pepsi.
Chocoso lleva
muchos años en Colombia sin pena ni gloria. Pero Chocoramo está posicionado en
un lugar prácticamente imposible de quitarle: el corazón de sus consumidores
por más de medio siglo.
Este hecho me
lleva a preguntar la necesidad de una Multinacional como Bimbo que cuenta con
excelentes y variados productos, de buscar apropiarse de un mercado que tan
naturalmente le pertenece a Ramo. ¿Hay necesidad de sumergirse en océanos
agresivamente rojos (agobiantes, desgastantes y destructivos) copiando a la competencia,
cuando cuenta con todo el talento humano, tecnológico y económico para innovar
y crear nuevos océanos azules, nueva demanda?
Tal vez su
motivación se basa en la tendencia mundial de monopolizar, muy de la mano de la
globalización. Pero el objetivo real de una marca, es representar lo mejor del
ser humano, se debe forjar con un concepto socialmente responsable.
Las
consecuencias sociales que esto trae a largo plazo son desgaste moral,
profesional y económico para la organización debido a los escasos márgenes de
ganancia que se obtienen de tan absurda estrategia.
Una marca no es
solamente un producto sobre un estante, una marca es el engranaje del
desarrollo comercial en que se fundamenta el desarrollo social.
Lo que es más
interesante en marcas como Ramo, es que la fidelidad y apego a su marca no se
da por sus empaques, podría decirse que ni siquiera es por el producto mismo a
pesar de ser excelente. Es totalmente un apego emocional vinculado a las
experiencias personales con un tinte social, que ha rodeado el producto durante
décadas.
Eso no es ni
medianamente imitable. Es la impronta de cada marca. La motivación surge en el
cerebro límbico asociando experiencias emocionales. Y reacciona cuando se
siente atacada en el cerebro reptiliano, surge el instinto de supervivencia y
protección de sus creencias, que son las que fundamentan su existencia.
Es hora de
detenerse y pensar, respirar profundo. En este océano rojo nos estamos ahogando
todos.
- Los empresarios que ven cada día más reducidos sus márgenes de ganancia.
- Los empleados ante la inestabilidad laboral.
- Las cadenas de abastecimiento agobiadas por productos de la misma categoría y una rotación escasa.
- Los proveedores que deben perder margen para no perder al cliente.
- Los profesionales que nos estamos quemando en un consumismo desmedido y creemos sobrevivir inventando cada día una nueva tendencia que no es otra cosa que el reciclaje de una anterior.
- El medioambiente que está expuesto por el uso de productos tóxicos o modificados genéticamente y la explotación excesiva de los recursos naturales sin importar el desgaste de la tierra, todo por unas pocas ganancias que se desvanecen pronto.
Seamos
creativos, el pastel es grande y puede tener varios pisos. Es nuestra
obligación como profesionales fomentar nuevos océanos azules: mercados
sustentables, productivos y generosos.
Veo que lo escribiste hace un tiempo pero quiero contarte: Las empresas constantemente buscan una mayor participación de mercado, ya sea con innovación de productos o tratando de canibalizar un producto ya existente. Obvio Bimbo quiere generar una recordación de marca pero hay ocasiones donde a las empresas solo les interesa reducir el crecimiento de la competencia. Hoy puedo decirte que la imagen que Bimbo eligió para su producto Chocoso ha sido un éxito, logrando en algunos casos recordación de marca y preferencia por el producto.... en otros, todo lo contrario, la idea que chocoso es chocoramo, pero finalmente lo compran, finalmente las ventas cada vez son mayores. Recuerda que no siempre existe la misma estrategia. Comparto muchas cosas de lo que escribes pero ten presente que en este mundo también tenemos la ley del mas fuerte. Te invito a ver las innovaciones que Ramo esta haciendo con el fin de ganar mayor participación, con productos que de manera ignorante tu dices: "le pertenece" a x marca....... tu artículo Me gustó!!!
ResponderEliminarAnónimo, bienvenido tu comentario, tu punto de vista lo comparten muchos y es igualmente valioso. Has dado en el punto; la meta para el modelo actual de negocios es reducir y en lo posible, eliminar la competencia. Pero pienso que esa canibalización esta deshumanizándonos trayendo consecuencias serias como la actual crisis socio-económica que estamos viviendo. Siempre es posible buscar otra forma de hacer las cosas, Dios nos ha bendecido con mucha creatividad, no tiene límites, por eso busco motivar la interacción de ideas y valiosos conceptos como el tuyo.
ResponderEliminarPor ello quiero invitarte a que si deseas ampliar tu opinión, este espacio está a tu disposición; sería muy enriquecedor publicar tu posición en un artículo que nos aporte al crecimiento profesional y social de todos; todos los días estamos aprendiendo cosas nuevas.
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