Antes y después de la pandemia.

Descifrar cómo Bezos o Elon Musk, han triplicado sus fortunas durante la pandemia, en términos prácticos, no ayuda a superar la propia crisis doméstica. Por un lado, cuentan con una mezcla de factores y medios, que resultan en una rareza para la mayoría, aunque se compren todos los productos que les hacen millonarios. Y por otro, admirar y envidiar sus fortunas, no basta para imitar sus pasos. 

Foto de Adobe Stock

Sin embargo, hay personas comunes y felices, que tienen a cuenta logros que destacan, inspiran, y se pueden imitar por su valor práctico en el entorno socialVeremos tres casos, en diferentes ámbitos, pero que comparten la crisis por coronavirus.

Antes de la pandemia, la existencia orbitaba en la prisa por hacerse millonario, como Bezos, y pasando de las necesidades ajenas. Por tanto, la empatía era impensable en una sociedad temerosa del mañana, incapaz de afrontar los desafíos, y presa de la ansiedad y la apatía social. Trastornos psicológicos propios de la antigua normalidad. 

Sin embargo, ese comportamiento tiene una explicación científica: "Los estudios neurológicos revelan, que las pérdidas desencadenan una mayor actividad en las áreas del cerebro relacionadas con las emociones negativasArman Esharaghi, profesor de Finanzas e Inversiones de Cardiff Business School. Es decir, las probabilidades de sufrir pérdidas de cualquier tipo, formaban parte de la antigua normalidad.

La creatividad vence la incertidumbre

Carlos es un profesional peruano, que con la esperanza de inspirar a otros en medio de la crisis, socializó su experiencia en LinkedIn.

La gerencia le comunicó que iba a despedir a un subalterno, pues la crisis por coronavirus había limitado las opciones de la empresa, como a todas. Sin embargo, Carlos, que no estaba dispuesto a permitir que la crisis también arrasara con las personas a su cargo, decidió buscar la forma de remontar la crisis.

Y es que en las crisis se caracterizan por “el efecto certeza,” que busca minimizar las posibilidades de catástrofe durante un suceso, y empuja a tomar medidas excluyentes y protectoras, como los despidos. Prevalece la"certidumbre de seguridad individual", mientras se ignoran las consecuencias colectivas.

Carlos era consciente que no tenía control sobre la crisis, pero creía que había alternativas que sí podía considerar porque estaba en su mano ejecutarlas. Y con energía y creatividad, se enfocó en las necesidades que podía suplir su empresa para su entorno, en esa surrealista normalidad, usando de su posición para justificar la validez de su propuesta.

Acallando el ruido del miedo y poniendo el sentido común por delante, comenzó a ser parte de la solución. Expuso su plan con total convicción, porque estaba seguro de que beneficiaba a todas las partes, y la gerencia aceptó inmediatamente su propuesta.

Había buscado una solución para una sola persona, y consiguió beneficiar a otros empleados y sus familias, que dependían enteramente de ese puesto de trabajo.

Hubiese podido ignorar el problema y nadie lo habría juzgado por no poner en riesgo su empleo. Pero Carlos entendía que el trabajo de equipo es esencial para el crecimiento de cualquier organización, que no hay un miembro más débil que otro, porque todos cuentan para alcanzar los objetivos.

Carlos, como muchos, es un excelente ser humano y un profesional que inspira por sus valores, y sin figurar en 'Forbes': “Tú puedes hacer mucho por otras personas, es el momento de ser muy creativos para ayudar a otras personas”. Señalaba en su publicación, después de cruzar la frontera de la incertidumbre y del statu quo, con creatividad imponiéndose a la incertidumbre. Una pequeña acción que tuvo un enorme potencial amplificador. 

Conciencia colectiva

El origen del bloqueo creativo, es el miedo a la pérdida de estabilidad. En economía se conoce como: “sesgo de aversión a las pérdidas... una mayor sensibilidad ante las potenciales pérdidas”. Daniel Kahneman, Nobel de economía. 

Según Esharaghi, "... todas las decisiones que tomamos tienen un elemento emocional… La razón es que el ‘cableado’ de nuestros cerebros reacciona a contextos inestables de una forma más emocional que analítica... porque las pérdidas pesan más que las ganancias”.

Es entonces, cuando “el efecto certeza,”  minimiza las posibilidades de catástrofe durante un suceso, y empuja a tomar medidas excluyentes y protectoras, como los despidos. La "certidumbre de seguridad individual", se hace cargo, mientras se ignoran las consecuencias colectivas.


Foto del Diario ADN

En Colombia, los agricultores, que ya cargaban con lo suyo antes de la pandemia, sufrían las consecuencias deTLC con Europa, que favorece la importación de papa procedente de Alemania y Bélgica, sobre la producción nacional. Los subsidios y ayudas del gobierno son escasos, por tanto, deben vender sus cosechas a intermediarios y monopolios, a precios muy bajos. A este rosario de males, se sumaron las medidas de contención. No tenían forma de comercializar sus productos.

Pero los mal llamados “ninis”, que con la pandemia han visto todavía más disminuidas sus posibilidades, se hicieron con las redes sociales para dar a conocer la problemática de los campesinos. Alguien escribió: “con lo que te compras un paquete de patatas fritas, le compras a un campesino media arroba de papa”. 

Y así surgió la campaña “Papatón” con el Hashtag: #PapaChallenge. El objetivo: apoyar a los campesinos y pedir el fin de la importación con el eslogan: colombiano compra colombiano. 

Miles de ciudadanos empatizaron con la mala situación de más de noventa mil familias de papicultores, y acudieron a los peajes en las fronteras de la ciudad para comprar, de forma directa, los bultos de papa que vendían en sus camiones. 

Resultó en un éxito total e inesperado, producto de la conciencia colectiva. Y los ingeniosos agricultores, sin preparación académica, consiguieron vender más de dos mil toneladas a precio justo. 

Pero el efecto amplificador alcanzó para más. La campaña coincidió con el paso del Huracán Iota de categoría 5, en el Archipiélago de San Andrés, afectando a 65.000 personas. 

Los agricultores, agradecidos e inspirados por esa inesperada ola de creatividad y solidaridad que les había beneficiado, decidieron donar a las víctimas del Archipiélago, más de doscientos mil euros en productos agrícolas.

La riqueza comenzó a fluir en todos los sentidos y alcanzó para todos. Y se abrió la puerta a un cambio en el modelo de comercialización para los productos del campo. Un cambio positivo para un futuro con equidad social. 

Pero ¿qué hace que un individuo/comunidad, tenga el valor de ir contracorriente pese a las consecuencias sociales? Las motivaciones o la carencia de estas.

Como una paradoja, las medidas de contención consiguieron desbloquear la creatividad. El "sesgo de aversión a las pérdidas", se convirtió en la motivación para enfrentar la crisis, en principio, insuperable. Una inspiración para emprendedores y pymes, a quienes la crisis está pateando traseros.

Desafiando el statu quo

El combustible de la creatividad es el desafío. Y esta crisis, sin lugar a dudas, no es una excepción. Abre la puerta a un sinnúmero de oportunidades.

Este caso involucra al sector hostelero, uno de los más afectados por la crisis por coronavirus. Las consecuencias en cifras resulta abrumadora: millones de euros y miles de empleos perdidos. 

Pero en un restaurante italiano ubicado en Bérgamo, Italia, en el epicentro de la pandemia, y pionero en el distanciamiento social, tres jóvenes chefs, tremendamente apasionados, decidieron que la crisis no acabaría con su sueño.


El modelo de negocio se fundamenta en la sostenibilidad. La innovación constante es la prioridad de sus propietarios. El restaurante es moderno, inclusivo y a la vez, exclusivo, pero con precios asequibles. La materia prima es local, amigable con el ambiente. Y han obtenido, de forma temprana, el reconocimiento de su público y del sector hostelero.

Todo marchaba mejor que bien, hasta que llegó la cuarentena. Como a todos, las medidas de contención les hizo cerrar sus puertas, dejándoles el sabor de la incertidumbre en el alma. Sin embargo, no se dejaron abrumar por la crisisDisponían de tiempo para observar su entorno en la nueva normalidad. De ese modo, consiguieron ver que la cuarentena era un problema aislado y pasajero, que incluso les podía beneficiar. 

Tiraron del conocimiento, y de sus fortalezas, y se apoyaron en el reconocimiento de su público, y decidieron que si la cuarentena se salía de la normalidad, pues ellos también podían salir de la cuadrícula impuesta por el sector. 

Con el confinamiento como inspiración, rompieron con las reglas sociales y los sesgos psicológicos, y se lanzaron al ruedo con los domicilios.

Es cierto, los domicilios son normales en la hostelería, y necesarios durante la pandemia, pero no son propios de la alta cocina. Resultaban en un desafío al statu quo, pero era una alternativa viable y rentable que no estaban dispuestos a desechar. 

Usaron las redes sociales para socializar la nueva estrategia, que trasladaba la experiencia del plato en la mesa del restaurante, diseñando cada detalle. De esa forma, la calidad, sabor, presentación y esencia que les caracteriza, llegaban intactos a cada hogarUn plus si se piensa que para los italianos el momento más importante es la comida. 

No se detuvieron en los límites, se enfocaron en las alternativas. Estaba en juego su negocio y la cadena de producción. Nadie debía quedarse sin trabajo en esa crisis. Es una filosofía que continúa vigente durante esta segunda ola. 

Esperar que la crisis amaine mientras llegan las ayudas del gobierno, es tan improductivo y frustrante, como aferrarse sin tregua a "la certidumbre de seguridad" de la antigua normalidad, haciendo que la creatividad se quede sin combustible.

Como en los tres casos anteriores, la clave está en dar vía libre a la creatividad. Proponer cambios con conciencia colectiva, y poner los sueños como motivación. De esa forma se pueden vencer los desafíos que entregan sin compasión las crisis.

La crisis por coronavirus, invita a buscar una nueva y menor versión de cada uno; a trabajar en equipo. "No es suficiente con encontrarse bien, basta con que todos se encuentren bien", porque No siempre tenemos el control.

Como señala Daniel Kahneman: "Lo que deberías aprender es que fuiste sorprendido otra vez. Debes aprender que el mundo es más incierto de lo que crees" Porque es posible, cambiar mi entorno. Los beneficios son la consecuencia.

¡Una feliz vida para todos!

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