Hace
unos años se realizó un estudio estados unidos que buscaba evaluar la situación
real del servicio al cliente, y arrojó resultados sorprendentes para la empresa
pero predecibles de la relación del cliente con las marcas.
De
27 clientes en condición de “inconformes con el servicio” de la empresa en
estudio, sólo uno manifestó directamente la queja, en tanto los veintiséis
restantes lo manifestaron comunicando su inconformidad a otros 10 clientes
potenciales. Apelaron a “la venganza silenciosa” en contra de la empresa. El
93% de los clientes inconformes no volvieron a utilizar los servicios de la
empresa y además se encargaron de transmitir su inconformidad entre los
clientes potenciales.
La
realidad es que el consumidor vive experiencias “memorables” ya sean éstas positivas
o negativas, cada vez que se relaciona con una marca en cualquier escenario: al
momento de la compra, en su publicidad, en el marketing, en su servicio
post-venta; en cualquiera de los múltiples canales de los que dispone para
llevar su mensaje, dónde el consumidor espera que cumpla sus promesas.
Hoy
día, la estrategia de fidelización a la marca se hace más compleja debido al
fácil acceso masivo a las tecnologías de la información con las que cuenta el
consumidor: redes sociales, blogs, website, televisión, radio, medios escritos,
permitiendo romper el esquema en el que anteriormente el consumidor tenía un
papel pasivo “receptor de impactos”, a uno totalmente activo. El decide qué y
cómo quiere que se le ofrezca el producto o servicio respaldado por una marca
que el considera suya.
De
esta manera, el consumidor se convierte en defensor o detractor de la marca,
dependiendo de su experiencia personal con ella, y difundiéndola en los
múltiples canales de comunicación que existen en una época de innovación
constante.
Es
tan importante el papel del consumidor en el posicionamiento de las marcas, que
actualmente, en Estados Unidos, grandes empresas pagan a blogueros por la
difusión de sus marcas basados en su propia experiencia con ellas. Pero el caso
más relevante, es el que se está dando ahora mismo en Barcelona, España, dónde
han inaugurado una tienda dónde promete que todo es gratis. www.esloultimo.com.
Suena
increíble que en tiempos de crisis, las grandes marcas estén pensando en
regalar sus productos. Se sale del esquema tradicional de bajar precios,
recortar personal y mermar notoriamente el presupuesto de marketing.
Es
una propuesta novedosa, refrescante y muy efectiva en la fidelización de las
marcas, pero también muy arriesgada si no se tiene en cuenta el aspecto
emocional del público al que se dirige.
Esta
estrategia parte de la opinión de los consumidores, su experiencia, pues estos
podrán adquirir las últimas innovaciones y lanzamientos de las mejores marcas
sin costo alguno. Se espera garantizar el posicionamiento de las marcas a
través de generar confianza, escuchar al consumidor y permitirles participar en
el desarrollo de las marcas. El concepto es crear un sentido de pertenencia que
los lleve a defenderlas y promocionarlas como sus embajadores, el voz a voz
positivo entre los potenciales clientes.
Gabriel
Gil CEO de Guía de Tendencias, lo define así: “esloúltimo nace como
respuesta a una nueva generación de consumidores muy diferenciada de los años
ochenta y noventa, ya son más conscientes del valor y no se dejan influenciar,
sino que buscan opiniones imparciales, comparar precios, experimentar y probar
por sí mismos antes de comprar. Con nuestra iniciativa las empresas podrán
llegar de una nueva forma a los consumidores, y estos se aprovecharán a su vez
de probar regularmente productos nuevos de calidad sin coste alguno.”
Tendremos
que esperar para comprobar si esta experiencia innovadora resulta productiva
para las marcas que patrocina, y por supuesto, para la plataforma de Esloúltimo, que está apostando fuerte a
una propuesta llena de promesas pero que aún no puede garantizar que sea una experiencia
memorable para el consumidor.
Lo
que sí está claro es que la experiencia del consumidor debe ser de principio a
fin. A veces no es suficiente con “obsequiar una promesa”. La mayoría de las
veces es necesario realizar un trabajo constante de comunicación (feedback)
para cumplirla, mantenerla y fidelizar al consumidor.
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