Una
marca es más que un bonito logo en un manual corporativo acompañado de
sendas declaraciones de misión, visión, valores y comportamientos. Una marca es
una identidad emocional con la personalidad de sus stakeholders y que interactúa
constantemente con la sociedad. Depende de su credibilidad, de la coherencia,
para mantenerse vigente en la mente y el corazón del consumidor.
Martin
Lidstrom el niño genio de la publicidad escribió: “…Antes de poder
decirle a la gente lo que quiere que piensen sobre usted, usted debe saber con
claridad quién es usted.” Y esta afirmación es relevante y valiosa para los
nuevos empresarios que están en la búsqueda de estrategias de comunicación que
les garantice una permanencia exitosa de sus marcas en el mercado, la
autenticidad es la clave.
Una
marca es el reflejo de la personalidad de su fundador, que gracias a su
instinto, logró darle un lugar en el mercado al transmitir a través de ella su
esencia, su chispa, su emoción, sus expectativas a sus stakeholders, que se sintieron
identificados con las mismas emociones y sentimientos. Y eso no tiene nada de
académico.
Descubrir
una marca no se limita a aplicarle la tendencia de marketing más reciente a ver
si funciona. Descubrir su marca es lo que Martin Lidstrom planteó en su teoría
“Smash your brand” (destroce su marca), que se deriva del concepto del diseño
de las botellas de Coca-Cola desarrollado en 1915: "La intención era
diseñar una botella tan inteligente que si se cayera al piso y se recogiera un
pedazo de vidrio, todavía se reconocería la marca", explica.
Pero
además Coca Cola ha sabido aprovechar el placer de los buenos momentos del ser
humano, que es un aspecto netamente sensorial. Una Coca Cola siempre va
acompañada de una buena comida, música, gente común, alegre y vibrante y la
fotografía de sus comerciales es siempre “casera”, nada de escenarios muy
elaborados. Es una marca que a partir de su símbolo, una botella, activa
nuestro sistema límbico de una manera impresionante.
Sí,
porque una marca no es solo un bonito logotipo que se pone en llamativas piezas
publicitarias. La administración de la marca debe ser sensorial porqué nuestras
experiencias cotidianas se manifiestan a través de los sentidos; la
vista, el oído, el poderoso valor asociativo del olfato, la sensación
física del tacto, el placer físico-químico del paladar. Todos juntos transmiten
emociones y sensaciones que reconfortan y no se olvidan fácilmente. Una marca
es una identidad con sensaciones, es un espejo de nuestras emociones.
Hay
varias marcas que se caracterizan por transmitir sensaciones sin rimbombantes campañas
de marketing. Mantienen en el tiempo esa esencia. Es el caso en Colombia de una
marca que tiene más de 50 años y es un digno ejemplo de marca sensorial y que
está particularmente alejada de las tendencias actuales del diseño y del
marketing. Esta marca es CHOCORAMO,
de la línea de productos Ramo, toda una experiencia inolvidable.
Al
leer su historia, se siente como propia la experiencia de su fundador. Un
hombre sencillo, trabajador, emprendedor que disfruta de las cosas sencillas.
Eso es Chocoramo para la mayoría de los colombianos.
Desde
que tengo uso de razón, siempre ha existido el CHOCORAMO con el mismo empaque,
color, diseño gráfico, tamaño, color, aroma y sabor. No tiene un website con
las tendencias de la web 2.0, pero si se busca en Google la palabra CHOCORAMO,
se encuentran blogs y grupos en facebook que orgullosamente se denominan: Yo
como CHOCORAMO.
¿Pero
cómo puede una marca alejada de las últimas tendencias del marketing lograr un
efecto que la multinacional Bimbo envidiaría? Sencillo, la marca es netamente
sensorial y conserva intacta la
esencia de su fundador.
Visualmente
resalta el color de su empaque naranja fuerte que al tocarlo, es de un
polipropileno de baja densidad brillante, suave, que permite palpar la
integridad, la forma y suavidad del producto. El sonido al abrir su empaque es
suave, muy particular porque no hay que romperlo, e inmediatamente despide un
aroma muy fresco y agradable invitando a la parte que más nos interesa: su
sabor casero, fresco, esponjoso y suave al paladar. Es una experiencia de
principio a fin que inmediatamente nos permite imaginar con qué lo queremos
acompañar.
Cuando
se apela a los recursos sensoriales, se consigue mayor recordación de la marca
y una clara fidelización generacional como es el caso de CHOCORAMO. Una
experiencia valiosa, aplicable a todas las marcas de distintas líneas de
negocio como nos ilustra
Martin Lindstrom: “Un banco británico importante ha introducido café
recién hecho con la intención de hacer que los clientes se sientan como en
casa. El olor familiar relaja los clientes del banco, no es una emoción que
normalmente asociamos con dicho establecimiento”. Y esto es porque nos
gusta sentir, experimentar, vivir, aún más cuando estamos inmersos en los
grandes, importantes y fríos desarrollos tecnológicos.
No
hay nada de malo en las nuevas tendencias de marketing, en mi trabajo debo
aplicarlas. Pero adaptarlas acertadamente a las necesidades específicas de cada
empresa es mi responsabilidad. Es bueno recordar siempre que no todo nos sirve,
no todo nos queda, y que la marca que permanece es aquella que conserva su
esencia y la transmite. Que no olvida su chispa del comienzo.
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